Dicen que vivía escondida en una torre, en lo profundo del bosque susurrante.
Un secreto que se alza sobre los árboles, donde ningún camino se atrevió a conducir.
Cada mañana, esperaba la única voz que conocía.
La mujer con una sonrisa secreta la visitaba cada día… pero nunca la dejaba salir.
Sus canciones danzaban por el bosque como la luz del sol entre las hojas.
Hasta las criaturas más pequeñas se detenían a escuchar… como si el mundo entero contuviera la respiración.
A través del bosque silencioso, una canción guiaba su corazón más cerca con cada paso.
Atraído por la voz, vagó entre espinas y sueños por igual.
Con un susurro y un deseo, subió al mundo de ella.
Cada paso sobre la trenza dorada se sentía como ascender a un sueño tejido de esperanza.
La verdad se deshizo como su cabello—y la torre tembló de furia.
Su mundo de susurros se rompió bajo un solo grito de ira.
Incluso separadas, sus lágrimas llevaban la luz del amor.
Cada gota contenía una promesa, cayendo como estrellas sobre las páginas de su historia.
Y en el jardín del tiempo, sus corazones encontraron el camino a casa.
El amor floreció más brillante que cualquier flor, convirtiendo la torre en una historia para siempre.